martes, 16 de diciembre de 2008

Un duende

La noche está linda. La luna rodando por Callao y Buenos Aires late.
Un evento como tantos otros. Aburridísima yo... Como siempre.
Pero hay buena música y me siento en un sillón a escuchar. Y ahí lo veo entrar. A los saltos. Seduciendo a Todos. Está muy bien camuflado. Parece un simple mortal de traje y corbata. Pero puedo reconocerlo por los ojos saltones, las orejas puntiagudas y el rostro verde. A simple vista no se nota porque muta. Constantemente. Pero si lo agarras distraído podes verlo como duende en su plenitud durante solo una fracción de segundo.
Me enamoro de la idea: Atrapar al duende!
Supongo que si soy muy obvia va a resultar mas difícil así que trato de usar un poco de magia. Algo me han enseñado otros duendes desde épocas remotas pero en realidad todo es mas fácil desde que el Hada Griselda me parió este año.
A los duendes les gustan los caramelos y yo siempre guardo uno en mi cartera.
- Candy?
- Candy! – dice entusiasmado y con eso logro caerle en gracia.
Finalmente al duende lo atrapo en una botella de JB. Lo subo a la terraza y lo llevo volando hasta mi casa.
En mi casa el duende hace desastres en el baño y maravillas en la cocina.
El duende no para porque, si para, se entristece.
Salta, corre, camina por las paredes y habla. Sobre todo habla y cuenta historias: Todas mágicas. Habla y se ríe y consume polvo de estrellas que guarda en su cinturón. Desaparece por una ventana y vuelve por la otra y no alcanzo a sorprenderme porque ya cambió de tema.
Cuando el duende para, la música se apaga y cuando vuelve a ponerse en movimiento sus amigos invisibles se agitan y vuelve el bullicio.
Con sus largos dedos de duende extrae de mi interior repetidos instantes de placer. Los transforma en haces de luz y los guarda en una cajita para conjuros futuros.
El duende hace proyecciones a través del tiempo y decide ahora lo que le va a pasar dentro de 124 días.
Tiene celos de los monos. Pero es astuto y conoce la diferencia.
Es tierno pero malvado y creo que sospecha que soy hija de un hada. Yo no quiero hacerle daño. Nunca quiero. Mucho menos a los duendes. Antes de que me provoque lo invito a jugar al tenis. Y me gana. Que suerte! También me gana al ajedrez y a pintar una pared en un santiamén.
Pero se que voy a hacerle daño. Lo se. El hada Griselda no pudo con ese maléfico hechizo. Y no quiero. Tampoco quiero tenerlo en cautiverio. Así que lo encierro de nuevo en la botella de JB y sin dudar vuelo hasta Puerto Madero. Ahí lo suelto. Le gusta el reflejo de las luces en el río. Pega un gran salto y se sienta en la punta del monumento a la mujer, con las piernas cruzadas. Creo que todavía está ahí. Vayan a verlo. Vayan, tanto hombres como mujeres, vayan cuando necesiten un poquito de magia.

sábado, 13 de diciembre de 2008

El ogro

A mi izquierda hay un ogro.
Como todo ogro, come gente. Pero la particularidad de éste es que los come en su presente.
Come gente, personas, cada uno en su presente, en coordenadas específicas de tiempo y espacio, distintas para cada uno de ellos.
El ogro los devora, los mastica, los aplasta contra su paladar, saboreando cada trozo, degustando cada instante del presente de esas personas.
Al comerlos, come tiempo muerto, tiempo desperdiciado, momentos perdidos, olvidados, descuidados.
El ogro come, se llena, se empasta. Hace ruido con su lengua y sus dientes suenan secos, vacíos.
Hilos de baba caen lentos, pesados. Eructa con olor a presente. Es un olor agrio y repulsivo. Da la sensación de que nunca va a terminar, aunque reviente, aunque le empiecen a salir humanos por las orejas, nunca estará satisfecho.

El día que me caí entre las líneas amarillas de la ruta

Paramos en el medio de la ruta a hacer pis.
Yo sentí pudor y decidí hacerlo del lado de enfrente.
Estaba cruzando muy tranquila pero al llegar a la doble línea amarilla me detuve. El sol pegaba fuerte y el color amarillo brillaba. Entonces se abrió un espacio, pero no como una grieta, sino una aberuta prolija, como cortada con trincheta, como la boca de una urna y empecé a descender parada, suavemente y a medida que mi cuerpo atravesaba el asfalto se volvía azul transparente, translúcido, liviano y quedé completamente sumergida en ese espacio y lejos de sentir temor me sentía como en un vientre materno, en una vida intrauterina. A pesar de tanta ondulación mi cuerpo se movía rígido, como un maniquí y se aceleraban los movimientos con el paso de cada vehículo allá arriba.
Había otros objetos también translúcidos, una letra A mayúscula, grande como yo y me tocó con una de sus vértices y me empujó un poco.
Una dentadura dentro de un vaso, también se movía aleatoriamente, pero nunca se salía de él.
Un cinto que imitaba los movimientos de una víbora pasó delante de mi y desapareció de mi vista velozmente.
Un árabe arriba de un camello gritaba cosas en su idioma pero no se oía. No había sonidos, reinaba un profundo silencio. Todos esos objetos translúcidos suspendidos en esa inmensidad oscura, un espacio neutro lleno de nada, y sin poder quebrar mis articulaciones. Me empecé a aburrir y mi aburrimiento empezó a segregar una sustancia marrón opaca que de a poco fue tiñiendo todo mi azul brillante.
Entonces aparecieron tres patos y con sus picos redondeados y suaves toquecitos me empujaron hacia arriba.
Un toque, otro toque... Dos seguidos, hasta alcanzar la abertura de la urna, primero saqué la cabeza hasta las orejas, justo cuando pasaba un Río de la Plata. Los patos me empujaron un poco mas y pude sacar los brazos, entonces apoyé las manos en el asfalto caliente y me incorporé sola y automáticamente se cerró la abertura y ya no tenía ganas de hacer pis. Y no terminé de cruzar la ruta, volví y los chicos estaban haciendo mate. La parada daba para largo y busqué las Express en la mochila.
- Alguien quiere?

Vibraciones lésbicas – Introducción

Es el cumpleaños número 32 de mi amiga Flor y todo transcurre como lo esperaba.
Me estoy aburriendo tanto como lo imaginé. Por lo menos ya pasé el duro momento del ingreso.
Ese momento siempre se me hace difícil hasta avanzado el primer vaso de alcohol. Encima en el ambiente artístico son todos raros... entre diseñadoras de moda, fotógrafos y peluqueros la onda es “sentite como en tu casa” y “servite vos misma”. Una la manera “cool” de no preocuparse por nada. Una manera “free” de que todo les chupa un huevo. Incluso como la estén pasando tus invitados.
Por suerte veo un rincón apropiado que me puede servir de escondite para pasar unos cuarenta minutos. Tiempo mínimo que puedo resistir en este lugar sin que Flor se ofenda.
Un sillón demasiado bajo, con un respaldo demasiado atrás, con una manta demasiado hippie que no me gusta nada, me puede servir como guarida.
Una boca se ha acercado a hablarme. Es una boca carnosa y atractiva que me habla detrás de unos destellos Miss Lange.
Peligrosamente cerca, un amenaza concreta.
Es una boca grande, roja, como la película de Perrone “Labios de churrasco”. Pero es una boca de mujer!!! Las bocas tienen sexo. Una boca pintada es una boca de mujer, una boca con bigote es una boca de hombre. Una boca con una manchita de nacimiento en el labio inferior, es la boca del chico que mas quise.
Pero esa boca me habla, se me acerca. Es una boca que ríe fuerte, es una boca abierta, feliz, inocente. Estúpidamente inocente, o inconciente. Porque si tan solo presupuestara el estado al que me está llevando, al menos por piedad se cerraría un poco. Pero no. Ni una pizca de registro. El descuido del otro que ejerce la gente desmedida me cae mal.
Pero la atracción sexual tiene algo de admiración (por lo menos para las mujeres) porque la boca se pone cada vez mas contenta (y mas cerca) a medida que se entera de algunas cosas. Lo que yo hago le parece genial. Lo que yo digo le parece gracioso. Lo que yo tengo puesto le parece lindo y lo que yo repregunto la deja sin palabras.
Algo de la admiración que el otro siente por nosotros, nos calienta.
Me pongo nerviosa y tomo cerveza precipitadamente. Un delgado hilo de espuma me queda en el labio superior para que la boca saque una mano y me limpie. Como a los monstruos mutantes del perro Coraje, a la boca, además de manos le han salido dos cachetes juveniles. Ojos con pestañas larguísimas que parpadean lento, como si pesaran. Collares, pulseras y sandalias cómodas. La boca es cómoda. Inspira comodidad. Empiezo a sentirme cómoda.
Continuará...

domingo, 30 de noviembre de 2008

¿Que sos en el horóscopo del celuloide?

Todos conocemos el horóscopo occidental y tal vez en menor medida se conozca el chino. En el primero soy Sagitario y en el segundo rata.
Pero hay otro horóscopo que es el del cine.
Según este, tu vida va a estar signada por la película que haya ganado el Oscar el año en que naciste.
En 1972 ganó El Padrino, y mi horóscopo dice:
Nunca podrás escoger tu destino. El destino te escogerá a ti. Tus genes están formados a base de poder y fortaleza; tu piel podrá ser de oveja, más tu alma será de piedra. Un instinto de gangster vive en vos; un hambre no saciada te levantará la mirada y te compelerá a existir como lo mejor que puedas ser.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Viaje a las islas Havannas

Mauri tenía ojos claros, los movía con agilidad. Era divertido. Me había hecho reir.
Sin embargo no había querido darle el teléfono. Mi radar de rata (en el horóscopo chino) me estaba enviando señales.
Volví a mi casa con algo de duda.
La historia que me había contado había estado muy buena. Me gustan los tipos que, no conformes con la vida que llevan un día tiran todo por la borda y salen a buscar nuevos horizontes. Él había elegido las islas Havannas. Me dijo que son unas islas muy chiquitas en el Pacífico. Tenes que salir desde Santiago de Chile. No son turísticas como las islas Cooks de Nueva Zelanda pero tienen su atractivo. Él estuvo viviendo ahí 4 años. Daba clases de Lengua y Literatura en el único colegio secundario. La vida era muy tranquila y sana. El clima tropical fomentaba el buen humor de la gente y como todo pueblo chico por momentos podía ser un gran infierno. Cosas que pasan...
Asumo que tengo bastante imaginación para crear fantasías, pero como para no irme al carajo, al día siguiente me había tomado el trabajo de googlearlas.
En la web no encontré nada, llamé a mis tres tías solteronas que viajan por el mundo desde los 40. Tienen 68, 70 y 73. Ellas nunca habían oído hablar de las islas Havannas pero me contaron que tampoco conocían "Los ojos del Caburga" en Pucón y que bien podrían, en su próximo viaje a Chile hacerse una escapada hasta estas islas.
Cuando Mauri me llamó a casa traté de comprender que tan intenso podía ser el deseo de un depredador rastreando a su presa porque con un solo dato, (lo único que le conté es que soy soy actriz de stand up) me había ubicado. Primero el nombre del show, de ahí mi apellido y a la guía de teléfono faltaba un solo paso.
Pensé que los años en las islas Havannas lo habían puesto bastante a tiro para la resolución de problemas urbanos.
- Hoy lunes?
- Si, porque no?? Donde está escrito que la gente tiene que tener citas solo los sábados?
Tenía razón y me empezaba a sentir una idiota. Y como ser boluda me da verguenza, acepté.
Si la salida con un nuevo sujeto amerita depilación completa, el depredador ya cazó a la víctima.
Y ese era mi caso.
Apenas iniciada la conversación quise saber mas de las islas Havannas. Me había quedado con una imagen caballeresca de mi nuevo héroe cruzando la selva, abriéndose camino entre alimañas para llevar conocimiento a unos pequeños aborígenes, que de otro modo morirían de hambre.
- ¿Y a cuanto quedaba tu rancho de la escuelita, ahí en las islas?
- ¿Qué islas? ahhh si... la historia de las islas... era un chiste zonza!!! jajaja! en serio te lo creíste? Como vi que te pareció interesante la seguí un poco... No te vas a enojar??? no? La verdad es que yo tengo un MaxiKiosco en Acassuso, pero con mi socio ahora pensamos abrir un cyber. Nos pedimos otra birra?
Traté de tomarlo con calma.
Traté pero no pude.
Monté en colera. Le empecé a gritar no se que cosas de la moral y la buena fe. Me sentí violada intelectualmente. Pegué la Quilmes contra la mesa y con el cuello roto le atravesé la yugular y pensé que frente a los tribunales alegaría defensa personal.
El plano vuelve a Mauri, que con burla encubierta sonríe y dice: "zonza... zoncita..."
Después se me pasó un poco pero la situación ya no podía
enmendarse.
Me pareció que no debía tener la cortesía de terminar la cerveza, así que cuando se me antojó me fui. Taxi... taxi...
Moraleja: la historia de un gran fabulador debería tener una buena moraleja... pero creánme amigos... no he aprendido nada.

sábado, 22 de noviembre de 2008

No quiero

No quiero ponerme tetas ni botox.
No quiero ganarme un plasma con la promo de la tarjeta.
No quiero tener que lavar el piso con Glo-Cot.
No quiero tener cobertura médica.
No quiero pensar en que debería ir al gimnasio.
No quiero tener que planchar cinco camisas los domingos a la noche.
No quiero tener que explicar porque llegué tan tarde.
No quiero preparar para estas fiestas el vitel toné.
No quiero ser yo la compre ropa para él.
No quiero pagar con la tarjeta de él una musculosa que me hace unas tetas divinas.
No quiero tener que callarme para no hacerlo quedar mal.
No quiero tener que prender la tele cuando ya no hay nada para decir.
No quiero no poder salir sin llevar el celular.
No quiero temerle a la vanidad.
No quiero preferir quedarme en casa mirando una "peli" antes que hacer mi show de stand up.
No quiero tener que inventar compañías para que no me arrebaten mis momentos de soledad.
No quiero dejar la marihuana.
No quiero sentirme "freak" en el día de la madre.
No quiero que tantos asuntos me impidan hacer lo que quiero.

S.O.Spechas

Cuando un hombre me pregunta si soy soltera o tengo novio, sospecho que me quiere garchar.
Cuando un hombre me invita a tomar algo, sospecho que me quiere garchar.
Cuando un hombre es amable conmigo, sospecho que me quiere garchar.
Cuando un hombre recuerda aquello que le conté y quiere saber cómo sigue la cosa, sospecho que me quiere garchar.
Cuando un hombre me devuelve la lapicera que dejé olvidada una semana antes, sospecho que me quiere garchar.
Cuando un hombre que está de viaje me manda un mail, sospecho que a su regreso, me va a querer garchar.
Cuando un hombre que es mi jefe me hace quedar hasta después de hora, sospecho que me quiere garchar.
Cuando un hombre que es mi jefe me deja retirar antes de cumplir el horario, sospecho que me quiere garchar.
Algo debo estar haciendo mal porque me termino acostando con aquellos que no hacen nada por mi.
"quizás porque soy un mal negociante
no pido nada a cambio de darte"

sábado, 15 de noviembre de 2008

El escarabajo cornudo

En su estudio, biólogos de la Universidad de Indiana en Bloomington, han examinado a machos de poblaciones del escarabajo cornudo de la especie Onthophagus taurus. Los escarabajos han divergido significativamente en el tamaño del órgano copulatorio masculino, y parece que la selección natural operando en el otro extremo del animal (los cuernos sobre las cabezas de los escarabajos) está impulsando el proceso.
Las estructuras directamente involucradas en el apareamiento se conocen como las características sexuales primarias, mientras que las estructuras de combate como los cuernos, o los atributos seductores como un plumaje espectacular, se conocen como las características sexuales secundarias.
Los biólogos saben que en estos escarabajos existe una relación inversa entre los caracteres sexuales secundarios y los caracteres sexuales primarios. Cuando los cuernos se hacen más grandes, los órganos de copulación se hacen más pequeños, y viceversa.
El mismo estudio se realizó en la zona geográfica de Palermo hollywood en donde las características sexuales secundarias están mas ligadas a la adquisición de tecnología de punta o coches deportivos. En este caso equivalente al plumaje del pavo real.
Pero los biólogos se encuentran muy preocupados y temen no llegar a un resultado de rigor científico dado que los ejemplares estudiados en esta población tienen grandes dificultades para concretar la cópula. Incluso el estudio está virando significativamente hacia la transformación corpórea que sufren los mismos. Se detecta en ellos el desarrollo de una caparazón o coraza como respuesta a los ataques y agresiones que pueden llegar a sufrir por pares de sus misma especie. Con lo cual hasta el momento no se podido determinar si la tienen cada vez mas chiquita o no.

sábado, 8 de noviembre de 2008

Soy tan feliz señor Galán

En el programa de Roberto Galán, "Yo me quiero casar, y usted?" había, como siempre, tres señores y tres señoras.
Le tocó el turno a Elvira y dijo lo siguiente:
Yo me casé muy joven Sr. Galán, a los 14 años. Porque me obligó mi familia. Él no era un mal hombre. Un poco violento, eso sí. Tuvimos 3 hijos. La luz de mis ojos. Aunque de grandes no les haya ido muy bien. El mas chico murió muy joven, lo mató la policía en un tiroteo. A la Marcela no la vimos mas porque se metió a trabajar en una bailanta... Bah... Eso dijo ella y después se fue a Méjico a hacer su carrera de bailarina. Nosotros siempre supimos que lo que hacía era otra cosa. El que era bueno era el Ruben. Venía poco a casa pero siempre traía plata. Era un chico bueno, de buenos sentimientos pero una día la policía lo agarró con eso que vendía y no lo largaron nunca mas.
Cuando nos quedamos solos con mi marido, él venía siempre borracho y como ya le dije Sr. Galán era un poco violento. Y un día yo estaba planchando y él entró y me quiso pegar entonces yo agarré la plancha y se la revolié por la cabeza, con tanta mala suerte Sr. Galán que cayó seco el pobrecito. A mi me dieron 5 años. Y acá estoy Sr. Galán porque la vida continúa y sabe una cosa? A pesar de todo, soy tan feliz Sr. Galán.

El hombre lleno

El taxista me saluda.
- Que tal, buenos días – contesto y le doy la dirección.
Es domingo al medio día y estoy dormida. Se me nota.
- Te los tenes que llevar a tu casa – me dice el tipo – así, cuando te despertás le decis: “chau pibe, tomate el buque”
Hace calor, hay mucho sol y yo tengo la carpeta con el pequeño cuadro al óleo adentro.
- No – respondo - ¿cómo le voy a decir eso?, mire como pinta – saco el cuadro y se lo muestro.
Me había regalado un cuadro y me había enternecido por eso. Me había enamorado por eso.
Yo pinto unas láminas infames y así y todo no me desprendería de ellas por nada del mundo y mucho menos se las regalaría a alguien con quien acabo de pasar la noche.
Mariano había venido varias veces a verme y se había quedado charlando conmigo pero pensé que lo hacía de onda. No había notado ningún interés particular. Soy un poco caída del catre para estas cosas. Pero me empezó a caer la ficha cuando me preguntó a que hora salía y que esa hora para él era un poco tarde y cuando una tarde me dijo en el chat que trataría de ir, “tengo ganas de verte” había dicho. Ese “verte”, en arial 10 me quedó estampado en el cerebro por un par de días.
Era un hecho, quería algo conmigo... Y yo ni siquiera me había atrevido a tratar de ver si realmente me gustaba...
Esa noche me esperó. Cuando salí caminamos hasta su casa. Caminando me he enamorado muchas veces.
Era mas chico que yo pero cuando entramos a su casa y tuve la sensación de entrar a la casa de un viejo de ochenta años. Todo era marrón, beige o terracota. Todo estaba muy lleno. Cada lugar, cada rincón, era el lugar o el rincón de algo. Cuadros de él y de otros. Candelabros. Lámparas, portarretratos, mesitas, tacitas.
Los muebles que no eran antiguos eran japoneses. Con los adornos lo mismo. Lo que no era madera era mármol y lo que no era paño, era lana.
El piano se hacía lugar empujando una pila de libros y encima un estuche de guitarra.
Era un lugar demasiado lleno. No había lugar para mi ahí. En su vida no había lugar para mi.
Voy a enmarcar el cuadro. Lo voy a colgar y voy a tirar su número. No hay lugar para mi ahí.
Otra entrada sin salida.

Del amor, los hijos y otras patrañas

Terminamos en la cocina todas las mujeres de cumpleaños: mi mamá, mi cuñada, su madre y las amigas de ella. Todas de mas de 28 años. Todas madres. Todas menos yo.
Los temas iban desde pañales, ropitas y cremas, hasta obstetras, jefes y gimnasio.
En la ronda de conversación la que estaba a mi derecha expresó su opinión acerca de tener “mas hijos”. Los mismo hizo la que estaba a su lado y se fue completando la ronda hasta llegar a mi. Yo simplemente no dije nada. Se hizo un bache. Se enrareció el aire.
Creo que esperaban que dijera algo así como “me encantaría tener hijos si encuentro a la persona indicada”... o algo mas moderno como “guardé óvulos jóvenes para inseminarme cuando llegue el momento”... O algo mas caritativo como “a mi me encantaría adoptar, hay tantos niños que necesitan amor”...
Pero no dije nada y tampoco me sentí mal por no tener nada que decir. En ese momento no representaba un conflicto para mi.
Y creo que no recordaría el incidente si no fuese porque mi mamá le contó a mi papá como su hija había tenido que pasar por esa situación sin nada que decir. Lamentablemente no me acuerdo la frase exacta (lamentable o afortunadamente porque mi vieja suele ser bastante lapidaria en esos casos). Pero el punto es que yo hubiera querido explicarle que no me había sentido mal y que no estaba dentro de mis aspiraciones explicarle a un grupo de madres preocupadas y abnegadas porque yo no quería pertenecer. Tal vez lo mío era un poco soberbio, tal vez si lo explicaba con calma y transparencia hubiera encontrado su comprensión (dudo). No lo expliqué, por un lado porque ni yo lo se y por otro porque no necesitaba la aprobación del “grupo madres”. La que si necesitaba era la de mi mamá.
A través de los años la he conseguido parcialmente auque siempre aparece algún resabio.
Entonces se inclina la balanza a mi favor. Porque ¿por qué voy a querer ser madre si todavía no me siento bien como hija?
Un hijo te cambia la vida, dicen, y porque voy a querer cambiar mi vida??? En mi vida no tendré todo lo que quiero pero no por eso voy a poner en una criatura la responsabilidad de un cambio!!!
Pobrecitos, tan chiquitos, tan inocentes y con una carga tan grande como la de hacer felices a dos adultos que prefieren cumplir deseos incuestionables antes que hurgar en su intimidad.

Busco en el diccionario:
embarazo.
1. m. Impedimento, dificultad, obstáculo.
2. m. Estado en que se halla la hembra gestante.
3. m. Encogimiento, falta de soltura en los modales o en la acción.
Real Academia Española © Todos los derechos reservados

Esta entrada (del blog) no tiene salida.
Pido perdón.

miércoles, 29 de octubre de 2008

El desayuno

Cristian no era atractivo. Pero eso nunca me importó. O me estaría sintiendo mas sola que otros días.
Lamento que se haya gastado conmigo la cena de canje por hacer la identidad gráfica de un restaurante de Palermo Hollywood. Lo lamento porque su inversión se esfumó antes de las 24hs y porque comida árabe posta era la que hacía el turco Yaber en mi Chacabuco natal.
Pero si hay algo que pongo en este tipo de citas, es voluntad. Para que después no me digan que no me viene bien ni la de Borguetti.
En el juego de seducción cada uno tiene un papel. Uno habilita y el otro avanza. Si estos roles se intercambian, mucho mejor.
Pero esa anoche, por mas voluntad que le pusiera no encontraba nada que me despertara el indio. Es mas, parecía que el indio se había tomado una caja de Alplax.
Como muchas veces fui acusada de “mujer poronga” dije, ok me guardo la puntita y me dejo llevar.
Y los hombres, cuando están muy copados con una mina, aceptan dormir en la misma cama sin tener sexo. Me atrevo a afirmar que ese era el caso de Cristian porque de lo contrario habría querido cobrarse su inversión.
No se si todas las mujeres piensan como yo, pero creo que un hombre no debe tolerar esa situación. Si yo fuera hombre, le hago un “ofendido”, me levanto y me voy. Una mina nunca va a poder ver como un toro semental a un tipo que soporta tenerla a diez centímetros de su cuerpo, casi desnuda y sin intentar tocarla.
Aclaración para aquellos hombres que alguna vez durmieron con una amiga: una amiga nunca quiere ver como un “toro semental” a un amigo. Y si es amiga de verdad le prepara un lecho super acogedor en el sillón.
Cristian no solo no se fue sino que al otro día se despertó antes y preparó el desayuno.
Entonces si, le di rienda suelta a mi mala onda que hasta el momento había estado contenida como la pelota abajo del agua. Eso es algo que nunca pude controlar, los hombres que no me gustan, me enojan. Como si fuesen responsables.
Concretamente estallé cuando me explicó que de haber tenido mas cosas en la heladera, podría haber hecho un desayuno mas “divertido”.
DIVERTIDO???
Divertido dijo??? ¿escuché bien? Pero por Dios!!! De haber tenido mas cosas en la heladera el desayuno podría haber sido mas suculento, mas apetitoso, mas proteico!!! Pero nunca mas “divertido” !!!
Además hay dos expresiones que odio profundamente: que la gente se refiera a sus padres como “mis padres” y no “mis viejos” y que califiquen como “divertido” a objetos inanimados.
Tardé en tomar el café lo mismo que en vestirme, abrir las persianas, hacer la cama y apretar el botón del ascensor y todo lo hice en menos de tres minutos.
Cuando en el 5to subió mi vecina pude ver en un flash todo mi error. La vieja le echó una mirada de reojo y a mi ni siquiera me miró. Serían los años que bastó solo una mirada para darse cuenta que ese chico no era para mi. Yo, como una verdadera imbécil, mezclada con hija de puta tuve que ir a cenar, hablar pelotudeces toda la noche, someterlo a la resistencia del deseo... Para darme cuenta.
O tal vez fue solo una cuestión de prioridades. Creo que prefiero que me abran la camisa antes que la heladera.

martes, 28 de octubre de 2008

No traigas el champagne en una bolsa de Cheeky

En menos de 30 días Julieta conocería al que hoy es el padre de sus hijos.
Pero no es adivina y estaba en esos momentos en que te das cuenta que tu vida no es una película con abrazos y enseñanzas.
Era 31 de enero y estaba de trampa. Él era “felizmente” casado como le gusta decir a la gente que necesita reafirmarlo.
Tres hijos. Tres retoños hermosos que se daban cuenta de todo. Cuando los chicos están en la edad del pavo se aprovechan de eso. Los adultos no les prestan atención porque creen que todavía son niños, pero ellos empiezan a comprender la vida adulta y se refugian en esa edad para no darse cuenta lo pavos que son sus padres.
La familia pasaba las fiestas en Punta. Pero él, sacrificado padre de familia que cuida su bienestar sosteniendo un próspero negocio gastronómico, se quedaba en Buenos Aires.
De trampa.
Julieta no sentía el menor remordimiento por esto. Tal vez solo un poco. Pero le duraba lo que tardaba en llegar a la próxima vidriera mientras compraba los regalos de Navidad.
Se compró el mejor conjuntito Victoria's Secret. Depilada ya estaba.
A las 9 de la noche él la pasó a buscar.
A veces uno tiene la sensación de haber encontrado a la persona correcta y que por esas perversiones del destino el tipo es cura, se fue a la guerra o simplemente está casado con otra. Esa certeza tenía Juli mientras se enamoraba mas y mas cada minuto. Sus historias de héroe, sus chistes, sus boludeces, le confirmaban esa certeza. Incluso cuando le daba consejos y se metía en sus decisiones. Cuando una persona te da permiso para eso podés hacer con él o ella lo que quieras. Atención: Zona resbaladiza.
Una noche mágica, una noche soñada, una noche para no olvidar. Él era todo para ella y pronto llegaría el momento de “blanquear” la situación.
O por lo menos eso pensaba hasta que subieron a su casa. Él dice: “me olvidé, tengo un champagne en el auto, lo voy a buscar”. Momento ideal para pasar al baño y acicalarse como una doncella y bla bla bla (acá va toda esa parte romántica que a las mujeres nos calienta).
Pero cuando él vuelve con el champagne lo trae en una bolsa de Cheeky. Una bolsa que le habrían dado a la mujer al comprar los regalos de los chicos.
Los que estuvieron cerca de la muerte cuentan que ven pasar como en una película las escenas de su vida. Lo que vió Juli en ese momento fueron las escenas de una vida que no quería vivir. El príncipe se convirtió en sapo y la doncella en una de esas brujas que regalan manzanas.
Garcharon igual, claro. Y después tomaron el champagne. Pero al otro día, cuando Juli hacía un bollo con la bolsa para tirarla a la basura, tiró también la ilusión.
Ahora, Papá Noel les trae regalos a sus hijos en las bolsas originales.

Mi ex se volvió gay

Enterarte después de mucho tiempo de que un novio que tuviste en la juventud se volvió gay, no es una buena noticia.
Por lo menos no es una noticia fácil de digerir.
Después de haber hecho los chistes obligados y cumplir con la rutina humorística de gente piola y canchera como mi grupo de amigos, y después de responder, airosa y con soltura, las preguntas incisivas de la curiosidad morbo de ellos, volví a mi casa con una sensación de justicia.
Sinceramente no podía recordar ningún detalle de aquella relación breve, fugaz, de novios adolescentes que me hiciera pensar que a Osvaldo le gustaban los tipos.
Sin embargo lo que recordaba de él era un gesto de hidalguía que a mi temprana edad ya sabía que no era común en los hombres. Y tal vez de un modo premonitorio, sabía que debía valorar.
Habíamos salido un mes, quizás dos. Osvaldo era un tipo callado. Introvertido. De aspecto mas vale rudo. Varonil.
Me gustaba estar con él. La pasábamos bien. Teníamos buen sexo. Aunque ahora que lo pienso sospecho que por momentos se aburría un poco.
El gesto de nobleza lo tuvo en el momento que me dejó. No recuerdo que habíamos hecho la noche anterior. Tampoco recuerdo nada que lo haya hecho sentir mal o que le haya molestado. En un momento había aparecido una ex hinchando las pelotas (las exs de ellos siempre aparecen cuando una empieza a sentirse bien y empieza a calificar para siguiente ex) y lo habíamos resuelto muy fácil:
- vos queres volver con ella?
- No, ya fue, yo quiero estar con vos.
- ok.
Y asunto olvidado.
Todo siguió dentro de esa calma.
Pero un día viene a casa. Toca timbre. Me sorprendí porque no lo esperaba (en esa época no existían los mensajes de texto. Me pregunto cuales serán los efectos “sorpresa” de los adolescentes de los 00’) y salí a abrirle la puerta, contenta.
No me acuerdo que palabras usó para decirme que ya no quería estar mas conmigo pero me acuerdo que lo hizo sin dudar.
No me quedaron dudas a mi tampoco. Debo haber llorado. Seguramente. Un poco. (Pero copiosamente).
Después de eso, tuvimos encuentros fugaces. Como solía hacer yo con mis exs en aquella época.
Pero ahora, tantos años después, que me entero de que Osvaldo es gay, no me sorprende. Es mas... Creo que se ha hecho justicia. Creo que aquella tarde tuvo esa conducta movilizado por su parte femenina. Creo que si Osvaldo fuese 100% hombre esa tarde habría usado recursos lastimosos, excusas innecesarias, o lo que es mucho mas patético, habría buscado la salida en otras piernas.
Los hombres al 100% no tienen esa capacidad para hablar y decir con tanta claridad lo que quieren.
No che. Osvaldo me dejó como un hombre, usando su parte de mujer.