sábado, 13 de diciembre de 2008

Vibraciones lésbicas – Introducción

Es el cumpleaños número 32 de mi amiga Flor y todo transcurre como lo esperaba.
Me estoy aburriendo tanto como lo imaginé. Por lo menos ya pasé el duro momento del ingreso.
Ese momento siempre se me hace difícil hasta avanzado el primer vaso de alcohol. Encima en el ambiente artístico son todos raros... entre diseñadoras de moda, fotógrafos y peluqueros la onda es “sentite como en tu casa” y “servite vos misma”. Una la manera “cool” de no preocuparse por nada. Una manera “free” de que todo les chupa un huevo. Incluso como la estén pasando tus invitados.
Por suerte veo un rincón apropiado que me puede servir de escondite para pasar unos cuarenta minutos. Tiempo mínimo que puedo resistir en este lugar sin que Flor se ofenda.
Un sillón demasiado bajo, con un respaldo demasiado atrás, con una manta demasiado hippie que no me gusta nada, me puede servir como guarida.
Una boca se ha acercado a hablarme. Es una boca carnosa y atractiva que me habla detrás de unos destellos Miss Lange.
Peligrosamente cerca, un amenaza concreta.
Es una boca grande, roja, como la película de Perrone “Labios de churrasco”. Pero es una boca de mujer!!! Las bocas tienen sexo. Una boca pintada es una boca de mujer, una boca con bigote es una boca de hombre. Una boca con una manchita de nacimiento en el labio inferior, es la boca del chico que mas quise.
Pero esa boca me habla, se me acerca. Es una boca que ríe fuerte, es una boca abierta, feliz, inocente. Estúpidamente inocente, o inconciente. Porque si tan solo presupuestara el estado al que me está llevando, al menos por piedad se cerraría un poco. Pero no. Ni una pizca de registro. El descuido del otro que ejerce la gente desmedida me cae mal.
Pero la atracción sexual tiene algo de admiración (por lo menos para las mujeres) porque la boca se pone cada vez mas contenta (y mas cerca) a medida que se entera de algunas cosas. Lo que yo hago le parece genial. Lo que yo digo le parece gracioso. Lo que yo tengo puesto le parece lindo y lo que yo repregunto la deja sin palabras.
Algo de la admiración que el otro siente por nosotros, nos calienta.
Me pongo nerviosa y tomo cerveza precipitadamente. Un delgado hilo de espuma me queda en el labio superior para que la boca saque una mano y me limpie. Como a los monstruos mutantes del perro Coraje, a la boca, además de manos le han salido dos cachetes juveniles. Ojos con pestañas larguísimas que parpadean lento, como si pesaran. Collares, pulseras y sandalias cómodas. La boca es cómoda. Inspira comodidad. Empiezo a sentirme cómoda.
Continuará...

No hay comentarios: